Poesía dedicada a Patricia, mi mejor amiga de la infancia, en el día de su boda, el 15 de Julio de 2011.
Por fin, ha llegado el día,
Con mucha emoción y alegría.
Patricia, mi amiga del alma,
vestida de organza blanca,
luce radiante y hermosa,
en el tan ansiado día de su boda.
Patricia, mi buena amiga,
desde mi más tierna infancia.
Divertida, risueña y elocuente,
destacaba por su humor inteligente
y siempre, siempre, caía bien a la gente.
Patricia, capaz de alegrarme el día,
en la niñez, siempre a mi casa iba,
a mediodía, y reír me hacía,
hasta que la tripa horrores me dolía.
Reina de motes y ocurrencias,
en estos menesteres, no tenía competencia.
Llegada la «edad del pavo»,
con ella fumé mi primer cigarro.
Especialista en mover cotarros,
siempre en eventos y festejos varios.
En las discotecas con ella entré
más o menos a la bonita edad de dieciseis,
y muchas más historias que aquí no voy a leer,
y que quedan en el recuerdo.
Ay amiga mía…Son tantas, que ya me pierdo!
A la Universidad de Salamanca decidió marchar
y dijo…Sociología voy a estudiar.
La chica se lo ha currado
y hasta un máster se ha sacado.
Inteligente, responsable y trabajadora,
de verdad que esta chica es una joya.
30 años de amistad, 30 años de alegrías
y también de lloros y enfados,
pero feliz y contenta estoy,
porque por fin…Se me ha enamorado.
Mario, así se llama el esposado,
es el hombre que ha elegido
para pasar la vida a su lado.
Solamente os quiero desear,
mucha paz y felicidad
the best of the best
y de aquí a un añito…
¿Por qué no un bebé?
Patricia, amiga del alma,
tómatelo con calma,
sin prisa pero sin pausa.
Lo que ha de ser, será,
pero una cosa quiero que sepas
con toda mi sinceridad,
y es que te quiero como el primer día,
o puede que incluso más.
Tu Buena Amiga,
Leticia